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Transferencia térmica y térmica directa, dos opciones de etiquetado profesional al alcance de todos

La tecnología de impresión de etiquetas ha evolucionado sin cesar en los últimos años. Lejanas las rotativas tipográficas y los procesos flexográficos, dos formas de impresión de etiquetas concentran hoy la demanda de aquellas empresas y profesionales que necesitan etiquetar, con calidad, hasta 4 pulgadas.

Ambos innovadores métodos son: la impresión con transferencia térmica (TT) y la impresión térmica directa (TD).  Pero ¿qué es y qué ofrece cada una de estas alternativas de impresión?

Transferencia térmica: resistencia y durabilidad

La transferencia térmica es una tecnología que se basa en el uso de un cabezal térmico, un ribbon (cinta) y una etiqueta, que puede ser en papel mate, semi brillo o sintética.  Mediante la transmisión de calor del cabezal al ribbon se desprende una sustancia (tinta) que se impregna en la etiqueta, dando como resultado una impresión altamente duradera, resistente y en color (según el ribbon que se utilice).

Estos ribbon ofrecen distintas calidades dependiendo de la necesidad de durabilidad de la etiqueta que tenga el usuario. Los menos duraderos son los de cera, válidos para un etiquetado a corto plazo como, por ejemplo, para envíos de mensajería. Los de más calidad, compuestos de resina, garantizan una mayor durabilidad, usándose en el sector sanitario, por ejemplo, para muestras de sangre que tienen que almacenarse a temperaturas bajas, entre otras muchas aplicaciones.

Precisamente, una de las grandes ventajas de la transferencia térmica frente a la impresión térmica directa es la durabilidad del equipo. Y esto es así porque el ribbon que está en contacto con el cabezal le protege a lo largo del proceso de impresión. Otro claro punto a favor de la tecnología transferencia térmica es que confiere una mayor resistencia a las etiquetas impresas, que pueden soportar temperaturas extremas, roces, intemperie, agua, químicos, luz solar, etc.

Como complemento a lo anterior, este tipo de impresión es más versátil dado que el ribbon puede incorporar distintos colores como rojo o dorado, no solo negro. Además, ciertos equipos de transferencia térmica pueden imprimir tanto con tecnología de transferencia térmica como con tecnología térmica directa, solo cambiando el tipo de consumible.

La única dificultad que podemos encontrar en este tipo de tecnología es la colocación del ribbon, puesto que es necesario colocarlo evitando cualquier arruga. Un error en la colocación se traspasaría a la etiqueta, provocando que etiquetas con código de barras, por ejemplo, quedaran ilegibles.

Ideal para el sector alimentario, sanidad y logística

Cualquier sector, empresa o actividad profesional que necesite un etiquetado duradero y resistente - intemperie, químicos, etc.- puede optar por la impresión mediante transferencia térmica. Es el caso del sector alimentario y del sanitario en los que se precisa que el alimento, las pruebas o muestras se conserven a una temperatura determinada o puedan someterse a condiciones adversas. Otros sectores, como el logístico, usa esta opción para envíos que prevean un tiempo de tránsito prolongado; en los que el paquete pueda sufrir roces o se almacene a la intemperie. También resulta muy útil para la codificación de inventarios longevos, que estén en condiciones climáticas adversas.

Tecnología térmica directa: económica, sencilla y para blanco y negro

La segunda opción para imprimir etiquetas de forma profesional es la tecnología térmica directa que, mediante un cabezal térmico -que traza el contenido de la etiqueta: texto, imágenes o códigos de barras o QR-, un rodillo de arrastre y la propia etiqueta, actúa por calor, sin usar tinta ni tóner.

Como ventajas de esta tecnología destacan su sencillez y precio, menor que la transferencia térmica en ambos aspectos. El inconveniente: que el cabezal de impresión es menos duradero porque al estar en contacto directo y constante con la etiqueta y el rodillo de arrastre, experimenta un mayor desgaste frente a la solución de transferencia térmica.

Otra de sus características, es que las etiquetas generadas por tecnología térmica directa son menos duraderas que las realizadas con transferencia térmica, llegando incluso a amarillear a lo largo del tiempo. Es por ello que, en caso de que se precise un etiquetado a largo plazo o en condiciones adversas, se recomienda el uso de transferencia térmica. Además, la paleta de colores de impresión se reduce, pudiendo imprimir solo en negro sobre blanco.

La modalidad de tecnología térmica directa se usa normalmente para pequeños trabajos de etiquetado que no requieren de una larga duración o una resistencia a químicos, agua, intemperie o temperaturas extremas entre otros. Por ejemplo, se usa en el sector logístico para envíos estándares que no precisen un tránsito largo; en retail para tickets de supermercado o de turno; en sanidad para identificación de pacientes, o en el sector alimentario para productos perecederos, e incluso en archivos que se guardan en carpetas.  No se recomienda utilizarse en entornos adversos, donde se registren temperaturas extremas, en los que la etiqueta vaya a sufrir rozaduras, o en casos en los que sea preciso que la duración de la etiqueta sea larga.

En conclusión, la tecnología existente en el mercado nos permite elegir entre distintas formas de etiquetado profesional en función de las necesidades que queramos cubrir. Tan sólo hay que prestar atención al uso que se le vaya a dar y la cantidad de etiquetas a materializar.

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