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La contabilidad del carbono: qué es y por qué es importante

Con la reciente publicación de la norma ISO 14083:2023, la contabilidad del carbono se convertirá en un nuevo término en el léxico empresarial. Las partes interesadas del sector de la cadena de suministro, el transporte y la logística deben familiarizarse con él rápidamente si quieren asegurarse una ventaja competitiva, y necesitarán confiar plenamente en sus sistemas de etiquetado como parte de su solución.

¿Qué es la contabilidad del carbono?

Imagina la contabilidad del carbono de la misma manera que la financiera: el registro preciso y auditable de cada transacción en todas las facetas de una empresa determinada, con las fuentes de beneficios y pérdidas claramente etiquetadas en un formato comúnmente comprendido y aceptado. La diferencia es que no se trata de dinero, sino de emisiones de carbono. Su cuenta de pérdidas y ganancias (emisiones, no dinero) revelará el grado de sostenibilidad real de la empresa a clientes, proveedores, consumidores, organismos reguladores y, por extraño que parezca, a los otros contables de la empresa, cuyo trabajo consiste en vigilar de cerca el balance general.

Esto pone de relieve una vez más la importancia de un etiquetado correcto, fiable y legible en los envíos, palés y paquetes: el kilometraje desperdiciado por envíos innecesariamente enviados por error a causa de un etiquetado deficiente va a afectar a la cuenta de resultados en más de un sentido.

La contabilidad del carbono es importante porque los clientes, proveedores y consumidores están cada vez más interesados por saber más sobre las emisiones de carbono, qué partes de la cadena de suministro son responsables y qué medidas se están tomando para reducir (no compensar, un cambio importante) esas emisiones. Los interlocutores no están solos, ya que la normativa internacional y local también está al caer. Introducida a finales de 2022, la Directiva de la UE sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) exige a las grandes empresas (por ejemplo, con más de 250 empleados o que generen ingresos superiores a 40 millones de euros anuales, entre otros criterios) que comiencen a informar sobre las cifras de 2024 a principios de 2025. Mientras tanto, empiezan a cristalizar normas comunes sobre la cuantificación y notificación de los gases de efecto invernadero derivados de las operaciones del transporte. La norma ISO 14083:2023 establece un marco de orientación futura para las organizaciones de la cadena de suministro.

 

Cumplir los objetivos climáticos

Las empresas que no tomen la iniciativa de explorar formas de gestionar, primero, y reducir después, sus emisiones de carbono se van a encontrar en una carrera para ponerse al día en la segunda mitad de esta década. Ya no basta con compensar: hay que reducir las emisiones de carbono. En resumen, si deseas cumplir los objetivos climáticos con precisión, cumplir la legislación actual y la posible legislación futura para proteger tu marca al mismo tiempo, necesitas contabilizar las emisiones de una manera que se ajuste a las normas acordadas.

En el sector logístico, las emisiones importan más que en ningún otro. En Estados Unidos el transporte (incluido el uso doméstico del automóvil) es el sector más culpable, ya que genera el 29% de todas las emisiones1. En la UE, el transporte fue responsable del 25% de todas las emisiones en 20202. Esta ha destacado por abordar la reducción de esas cifras a través de la normativa propuesta, como parte de la iniciativa ‘Fit for 55’ con la que pretende reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) en un 55% de aquí a 2030, y lograr la neutralidad climática en 2050. Se trata de un plan ambicioso, por no decir controvertido, en el que el cambio modal constituye una piedra angular del objetivo.

Como parte del plan, se exige a las grandes empresas que presenten datos sobre emisiones como parte de sus informes ESG (Environmental, Social and Governance). Aunque actualmente los requisitos sólo se aplican a las grandes empresas, las pequeñas y medianas no deben asumir automáticamente que siempre estarán exentas de tales requisitos porque, como la ventaja competitiva es siempre un beneficio imprescindible, la capacidad de aprovechar tales datos sólo puede ayudar a esa ambición.

 

Informes sobre emisiones

La mayoría de los observadores son conscientes de que las emisiones se han agrupado generalmente en dos categorías: emisiones directas (las que la empresa produce por sí misma) y emisiones indirectas (las que se producen en otros lugares pero que la empresa necesita para funcionar).

A efectos de cálculo y notificación, las emisiones de GEI se dividen ahora en tres categorías más precisas:

  • Alcance 1: las emisiones producidas por la propia empresa y sus activos (edificios, vehículos y equipos).
  • Alcance 2: las producidas no directamente por la empresa pero que necesita para funcionar eficazmente: electricidad, luz y calor son ejemplos probables.
  • Alcance 3: se trata del más complejo, ya que agrupa todas las emisiones relevantes producidas antes y después en la cadena de suministro, pero de las que la organización no es directamente responsable. La compra, el uso y la eliminación de productos o servicios de los proveedores se incluyen aquí; los viajes de negocios y los desplazamientos de los empleados también se tienen en cuenta en esta categoría.

La medición de las emisiones de carbono es, por tanto, complicada, pero la UE avanza rápidamente hacia la armonización de normas liderada por el marco GLEC (Global Logistics and Emissions Council), creado en 2014 para formular directrices del sector. La norma ISO 14083, acordada recientemente, permite ahora el cálculo y la notificación coherentes de las emisiones de GEI en la logística mundial, con especial referencia a la asistencia sobre el Alcance 3.

Parece claro que los primeros en adoptar la norma ISO 14083 van a tener una ventaja sobre sus competidores. Si obtienen pronto la certificación ISO 14083, estarán demostrando un compromiso significativo con la sostenibilidad y los objetivos de cero emisiones netas. El movimiento hacia la fabricación y el almacenamiento sostenibles[PMG(1] es inevitable para todas las empresas, pero las que lleguen primero inspirarán confianza a sus clientes y accionistas, además de crear buena voluntad a largo plazo para la reputación de la empresa.

Aumentar la transparencia reduce el riesgo. Naturalmente, para informar sobre las emisiones de la cadena de suministro y reducirlas, se necesitará una transparencia total para recopilar datos con precisión. Conseguir esta supervisión proporcionará beneficios adicionales más allá de la notificación y reducción de las emisiones de carbono. También ayudará a detectar áreas de riesgo u obstrucción con proveedores.

Como dice el dicho, no se puede gestionar lo que no se puede medir. Un conocimiento exhaustivo de las emisiones de tu empresa y de la cadena de suministro, respaldado por pruebas, revelará dónde se pueden hacer modificaciones: cambiar a otro modo de transporte, revisar los procesos con un proveedor, volver a examinar las instalaciones y edificios, explorar contratos con nuevos criterios... puede que haya llegado la oportunidad, largamente esperada, de gestionar las emisiones de forma rentable para tu empresa. Y no hay que olvidarlo, esto pone de relieve una vez más la importancia de un etiquetado correcto, fiable y legible: un paquete mal remitido debido a un etiquetado ilegible puede desbaratar de un plumazo los planes de reducción de emisiones de carbono cuidadosamente establecidos, ya que el kilometraje innecesario y desperdiciado se acumula en la línea de débito de la contabilidad de emisiones de carbono.

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1EPA, May 2023.

 2EU Environment Agency, Transport and Mobility, Aug 2023.

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