La seguridad como reto del trabajo en movilidad
La apresurada transición hacia la digitalización de la economía ha supuesto un fuerte impulso para el trabajo en movilidad. Se puede decir que, hoy en día, el mundo es digital y es móvil. Y todo apunta a que este fenómeno se generalizará y consolidará en el nuevo contexto socioeconómico hacia el que avanzamos.
Según Digital 2020 casi 43 millones de españoles se conectan diariamente a internet, y ya existen más de 54 millones de líneas móviles, de las que el 94% corresponden a smartphones. Trasladando estos datos al ámbito corporativo, un estudio de la consultora IDC prevé que, en 2021, el 63% de los empleados de Europa Occidental desarrollará su actividad profesional sirviéndose de soluciones móviles que les liberarán de algunos inflexibles anclajes en cuanto a horarios o ubicación.
La movilidad es ya una macrotendencia que permitirá a las organizaciones de todo el mundo innovar, renovarse y, por tanto, avanzar en su modernización, atrayendo a un nuevo perfil de talento que solicita una mayor flexibilidad para desempeñar su actividad profesional. El trabajo en movilidad se distingue por su capacidad para ampliar el grado de colaboración entre los miembros de los ecosistemas profesionales, incrementando, en consecuencia, la eficiencia y productividad general del negocio. Pero no solo eso, también ofrece a las empresas la oportunidad de disminuir los costes asociados a la disponibilidad de espacio físico en las oficinas, y reduce los gastos económicos y en tiempo relativos a desplazamientos prescindibles.
Invertir en infraestructuras securizadas
Todos estos beneficios, sumados a la propia demanda de un mercado cada vez más competitivo y globalizado, están empujando a las organizaciones a invertir en las infraestructuras necesarias para impulsar la movilidad de sus empleados. No obstante, aún existen empresas que se preguntan si ¿es seguro trabajar en movilidad?
El grueso de los analistas responde a esta cuestión afirmativamente, pero subrayando que, indefectiblemente, deben observarse una serie de pautas orientadas a garantizar la correcta protección de los datos corporativos en el momento en que se efectúan en remoto los accesos e intercambios.
Estos expertos defienden que las soluciones de movilidad alcanzarán realmente su madurez cuando se combinen con iniciativas de virtualización del puesto de trabajo que permitan avanzar en la agilización de los procesos y en la plena securización del entorno, de modo que todas las operaciones e intercambios que se realicen estén 100% protegidos.
Mientras llega ese momento, las organizaciones están adoptando una serie de protocolos de seguridad destinados a minimizar cualquier amenaza proveniente del perímetro externo de la empresa. Como primer paso, están incorporando soluciones tecnológicas que les permiten conocer, por ejemplo, cuántos dispositivos se están usando, sus configuraciones, quién los utiliza, con qué grado de permiso, etc. Así, analizando cada acceso y activando defensas que, en tiempo real, detectan y ponen coto a cualquier intento de acceso no autorizado, están poniendo a salvo uno de sus activos más valiosos: su información sobre clientes, estrategias o productos.
Paralelamente, deben diseñar metodologías de uso de determinadas aplicaciones, de cara a abrir el acceso a sus empleados solo a aquellas que sean realmente fiables, que incorporen software de protección de los datos siempre actualizado y, por tanto, sean capaces de hacer frente a cualquier potencial ciberataque.
Con estas iniciativas, las empresas están más cerca de conseguir su transformación, generando cultura de innovación, añadiendo permanentemente valor al negocio, y sentando las bases de lo que serán en el cada vez más inminente futuro digital.
